SAN MAMÉS BARRIA

Tengo la impresión de que el debate público en torno al proyecto del nuevo campo de fútbol de San Mamés amenaza con ser un debate contaminado ya desde sus inicios. Al decir contaminado quiero decir trufado de cuestiones ajenas al negocio público, asuntos emocionales o irracionales que se cuelan de rondón con la intención solapada de desenfocar los asuntos de importancia distrayendo a la opinión pública con irrelevancias mas o menos hermosas y, lo que es peor, distorsionando a priori el debate político y a quienes osan intervenir en él adjudicando roles identitarios de aroma schmitiano (amigo-enemigo).

Nuestra primera autoridad foral, el Diputado General de Bizkaia, antes incluso de presentar sus proyectos en relación al campo ya ha hecho buena gala de su conciencia de socio y de su profundo amor a los colores del equipo de Ibaigane.

Otro tanto cabe decir, ¡como no! del Alcalde de la Villa y de la mayoría de los líderes de la oposición que, aunque no compartan con los primeros la militancia política peneuvista, no quedan a la zaga en lo que respecta a la militancia atlética y así lo proclaman todos a modo de jaculatoria preventiva antes de hablar. ¡Que nadie pueda pensar que estamos en contra de “nuestro athletic”… ¡faltaría mas!

A mí, modestamente, el fútbol no me interesa lo más mínimo y tampoco soy socio de la entidad rojiblanca, no obstante lo cual desde aquí hago votos porque el equipo ofrezca a los aficionados muchas tardes de gloria, bien su campo, bien como visitante de otros. Hechas pues también mis proclamas de rigor añadiré que a mí lo que de verdad me importa es el uso del dinero público y que, creo, ése es el terreno en el que las autoridades políticas deben situar el debate, dejando el resto de las cuestiones para los deportivos.

Planteado el asunto en estos términos, la primera cuestión debe ser la búsqueda, la exposición, el planteamiento del interés general que de sentido a toda la operación. La administración (también la vizcaína) “sirve con objetividad los intereses generales” debiendo hacerlo con eficacia, economía y pleno sometimiento a la ley.

Y bien, ¿Cuál puede ser el interés general servido con legalidad y eficacias por la Diputación Foral de Bizkaia mediante la anunciada operación por la que el Athletic Club de Bilbao va disponer de un nuevo campo de fútbol “a coste cero”, es decir, sin que sus socios pongan un duro, tal y como el propio club se ufanaba en proclamar?

Si algún interés público podía haberse puesto sobre el tapete hubiera sido el de la necesidad de liberar el espacio que hoy ocupa al Campo de San Mamás en el seno de una operación urbanística de grandes proporciones (Olabeaga-Zorrozaurre-Basurto) de indudable interés estratégico para Bilbao.

Es comprensible que en el momento en el que se liberan los espacios ocupados por la antigua Feria de Muestras y que en una ciudad como Bilbao, afectada de dificultades orográficas naturales tan importantes que lastran su crecimiento y desarrollo, poder disponer sin el estorbo de una mole como el estadio de unos miles de metros cuadrados en el centro urbano y dar solución a ese ensanche de Bilbao entre la ría y el monte Cobetas es una prístina manifestación del interés general. Hubiera cabido, incluso, la posibilidad de que las administraciones hubieran optado por la expropiación del campo, en caso de necesidad… ¿porqué no?

De hecho, jugar al fútbol, mejor o peor, es algo que se puede hacer en otras partes. El centenario club bilbaíno ya lo ha hecho a lo largo de su historia y si se hubieran llevado a cabo alguno de los proyectos que se han barajado últimamente (Abandoibarra, Archanda, etc) el campo de fútbol ya no estaría ahí, para disgusto, supongo, de los tasqueros de Pozas y poco más.

Hete aquí, sin embargo, que los bilbaínos, demostrando una vez más ese tradicionalismo entrañable que nos lleva a valorar por encima de todo aquellas cosas que son “de Bilbao de toda la vida”, optan (o lo hace quien lo haya hecho, que ésa es otra) por dejar el estadio donde está.

Si el campo de fútbol se queda en San Mamés (metro arriba, metro abajo)… ¿Se puede saber cual es el interés general que lleva a la Diputación de Bizkaia a subvencionar al Athletic la construcción de un campo nuevo, que es, lisa y llanamente, lo que se propone?… ¿Qué ventaja urbanística o que otra razón pública justifica un gasto que no bajará de los cien millones de euros (por no hablar de la BBK) a deducir del bolsillo y de las necesidades de todos los vizcaínos, futboleros o no?

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